Comenzó como suelen empezar casi todos; con sonrisas amables y miradas furtivas, con ruegos rendidos a una esperanza lejana acariciando la ilusión de un sueño imposible. Tal vez, la diferencia la constituyo una concepción distinta del romanticismo, que en el transcurso de este romance, enmarcó tan ferviente idilio, pues incidieron otros afanes, otros anhelos e intenciones.
Así cuando hace exactamente 90 años a la fecha un grupo de jóvenes porteños soñadores y visionarios, perdidamente enamorados de distancias y lejanías, al formar el Radio Club Valparaíso, se unieron en el infinito del aire para contraer enlace e iniciar este romance largo, que en el devenir cercano al siglo, lejos de quebrantarse, ha seguido en la trayectoria efectiva y pura de sus relaciones, prodigando los frutos de sus amores, a la pléyade de muchos otros que como ellos, continuaran en este constante idilio con esta dama del aire de cuyos encantos y sonrisas nadie pudo nunca sustraerse.
Por eso, cuando hoy te asomas al balcón que da a la amplia avenida llamada tiempo, contemplaras con sincera emoción, de qué manera noventa años fueron transcurriendo. Es la realidad, pareciendo ser un sueño, no sabiendo a veces si continuamos soñando, porque de la fantasía ninguno es dueño, mientras continúe el alba al día despertando. Como quisiera prender, a estos hombres del pretérito, simbólica en sus pechos, las más hermosas de las medallas, porque salvando airosa, de la institución, una a una sus vallas, se han hecho acreedores, con razón, del Honor al Mérito. Como ha ido pasando fugaz el tiempo, como se ha ido poblando lo que antes era desierto, como han ido desnudándose en el aire los sentimientos, formando filas los que antes andaban dispersos. Legitimo entonces es nuestro orgullo, justificado lo es nuestro regocijo. Porque lo que fueron ayer solo murmullos, hoy más de mil voces nombran al Radio Club Valparaíso.
Por tal motivo, cuando en el día de hoy comience a callar la tarde y mires en tú alrededor, veras como los cerros se pondrán su más hermosa bufanda de luces y oirás bajar al viento en medio de repiques de campanas, golpeando travieso puertas y ventanas, acariciando de las iglesias sus campanarios y cruces. Y en lo alto, como albos pañuelos, agitados por cientos de manecitas blancas, batirán sus alas las gaviotas, tapizando de nostalgias lo cielos. Más allá, solitario en un sendero, caminando curvado y lento, bajando un hombre de las espaldas su instrumento, dando vueltas a la manilla de su organillo, te hará escuchar una vieja melodía que hilvanaran sonrientes sus dientes amarillos, a cuyo eco responderá el mar, vistiendo a la playa con sus olas, e iniciando su ballet de espumosas rondas cuajando de tules a las rocas, cubriendo las arenas como visillos. Y en lo alto, cuando se venga la noche, tirando su carruaje, cien corceles negros veras en el firmamento, prendidos como broches, engarzadas en su manto estrellas y luceros.
Es la sinfonía de luces y colores, de este rincón del paraíso, de sus playas, de sus cerros, de su océano, rindiendo honores y pleitesía a este grupo de soñadores, que forjaron los destinos de nuestro Radio Club de Valparaíso.
Para quienes ayer comenzaron, nuestro respeto, para los que ya no existen, nuestros recuerdos y a los que ayer ingresaron y continúan llegando, el Radio Club Valparaíso les tiende los brazos abiertos….. ….la necesidad de las transmisiones locales y de la necesidad de una institución dirigente del radio, que vele por su defensa y reglamentación…..
….para dar forma a estas cosas, se acuerda por la unanimidad de los presentes, fundar en este puerto una institución; se da a esta un nombre y acto continuo se declara fundado el RADIO CLUB VALPARAISO…..